Empleo con derechos

La reducción del número de parados de la provincia de Almería que se ha producido en los últimos meses –a tenor de la Encuesta de Población Activa (EPA) referente al último trimestre de 2015 y a los datos ofrecidos por el Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE) sobre el mes de enero– es, qué duda cabe, una buena noticia para una de las provincias que ha padecido con mayor crudeza el problema del desempleo en los últimos años. Es importante señalar que esta recuperación del empleo, además, no se ha producido sólo en la provincia de Almería, sino que ha llegado también al cómputo global del mercado laboral español, gracias, entre otras cosas, a que Andalucía ha liderado la reducción del paro en 2015, aportando un tercio del descenso en el número de parados de toda España.

Almería no puede esperar

El desinterés del Gobierno de Rajoy con la provincia de Almería ha tenido como consecuencia la paralización casi absoluta de las infraestructuras que teníamos pendientes de construir, amén de que el Gobierno tampoco avanzara en la toma de otras decisiones –éstas sin apenas coste económico– que también habrían permitido resolver algunos de los graves problemas que padecemos los almerienses. Durante cuatro largos años, en Almería nos dedicamos a esperar las inversiones que el Gobierno prometía periódicamente, pero que nunca llegaban, hasta completar una Legislatura que, para nuestra provincia, ha pasado en blanco.

Una agenda social

Mientras en el Partido Popular andan deshojando la margarita de la investidura –con un Rajoy que habría llegado a pensar en no presentarse siquiera a la votación, para no quedar en ridículo–, en España están ocurriendo cosas graves. Hasta donde yo sé, con la celebración de las últimas elecciones en este país no se acabaron de un plumazo ni los desahucios, ni el paro, ni la pobreza energética, ni los problemas que arrastra el país en materia de educación, por poner sólo algunos ejemplos. Para los ‘populares’, el tiempo parece haberse detenido desde el 20 de diciembre y, sin embargo, cada día que pasa es un día perdido para todos esos ciudadanos que necesitan que alguien actúe frente a sus problemas.

Hacia la inclusión social

Que la tan cacareada recuperación económica haya llegado efectivamente es algo que todavía está por ver. Sin embargo, lo que es incontestable es que la crisis ha provocado una desigualdad brutal, agravada, entre otras cosas, por los recortes que aplicó sin piedad el extinto Gobierno de Mariano Rajoy. Con este panorama, en el que miles de familias se encuentran al borde de la exclusión social, se hace necesario prestar atención a los que más lo necesitan y trabajar para volver a cohesionar la sociedad lo antes posible. Así lo entiende el Gobierno andaluz, que esta misma semana ha aprobado el proyecto de Ley de Servicios Sociales, con el que se dará una respuesta eficaz a quienes se encuentran en una situación de especial necesidad.

Nos lo jugamos todo

Después de cuatro largos años de recortes y sufrimiento, el próximo domingo los ciudadanos de este país nos lo jugaremos todo a una carta. Cualquier elección es importante, pero la cita del próximo domingo es crucial. No sólo se va a elegir al presidente del Gobierno para los próximos cuatro años. Si me apuran, lo que nos jugamos es si permitimos que nos sigan hundiendo en la miseria mientras unos pocos se lo llevan calentito, si permitimos que le den la estocada de muerte a los derechos sociales que tantas décadas nos costó conseguir, si nos arrojamos por el precipicio de la incertidumbre o si apostamos por un partido responsable y comprometido, que tiene una hoja de ruta clara para conseguir que España crezca pero que también crezcamos, con ella, todos los españoles.

Continuidad o cambio

De todos los mensajes que está lanzando la derecha en tiempos de campaña electoral, sólo comulgo con uno: la España de hoy no se parece ni por asomo a la que había antes de Rajoy. Efectivamente, no la reconocería ni su madre. En estos cuatro años, hemos retrocedido en igualdad, en derechos y en libertades, mientras la economía sólo ha ido bien para unos cuantos. Por si fuera poco, Rajoy ni siquiera ha cumplido la promesa con la que llegó al poder, aquellos 3,5 millones de empleos nuevos con los que se metió en el bolsillo a muchos ciudadanos que necesitaban un puesto de trabajo. La triste realidad es que, a la vuelta de cuatro años, no sólo no se ha creado empleo, sino que el que teníamos se ha precarizado.

El miedo de Rajoy

La temporada de debates electorales ha arrancado esta semana, con un encuentro que pretendía ser a cuatro pero terminó siendo a tres, ante la ausencia del presidente del Gobierno y candidato del PP a la reelección, Mariano Rajoy, que no quiso acudir. A la misma hora en la que tres de los aspirantes a La Moncloa explicaban sus propuestas para recuperar España de la crisis social en la que lo ha sumido el PP, el máximo responsable de este desastre, Rajoy, comparecía cómodamente en una entrevista televisada. La excusa de la falta de tiempo del presidente para asistir a debates ya había quedado dañada días antes, cuando sí sacó tiempo para comentar la actualidad futbolística en un programa de radio, pero ha quedado definitivamente refutada al exhibirse a la misma hora que sus oponentes, pero en solitario.