Durante la pasada campaña electoral, el PSOE fue el único partido que prestó atención a uno de los principales problemas que tiene España: el futuro de las pensiones. La única propuesta que se escuchó en campaña para solucionar este asunto llevó la firma del PSOE y consistía en la creación de un impuesto a las grandes fortunas para ayudar en la financiación de las pensiones, además de acabar con las cotizaciones basura que ha fomentado el Gobierno del PP y que están siendo insuficientes para afrontar el gasto anual en pensiones.
Los socialistas hicimos esta propuesta a la luz de un dato: de los 66.000 millones de euros que había en el Fondo de Reserva en 2011 cuando Rajoy llegó al Gobierno, sólo quedaban 32.000 millones a finales de 2015. Pues bien, han tenido que pasar las elecciones para que el Gobierno del PP confesara que el ataque a la ‘hucha’ de las pensiones ha sido aún mayor de lo que conocíamos y, a día de hoy, sólo quedan 25.000 millones. Lejos de comportarse como el buen gestor por el que se hace pasar, el Gobierno de Rajoy ha actuado como un niño rico que dilapida la fortuna que ha heredado y, como consecuencia, nos ha creado un problema muy serio a todos los españoles.
A este ritmo, el Fondo de Reserva se agotará en 2017. Han leído bien, a la vuelta de sólo un año. Por lo tanto hay que actuar y hay que hacerlo urgentemente. Lo principal es acabar con el trabajo basura que ha fomentado el PP para maquillar las cifras de desempleo. Cuando el PP aprobó su reforma laboral, ya advertimos de que precarizar el trabajo era incompatible con consolidar las pensiones, ya que éstas se pagan con las cotizaciones de los que están trabajando. Y si la gente cotiza por horas o por semanas, mientras que los pensionistas, como es normal, cobran todos los meses… tenemos un problema.
Por lo tanto, mientras no haya un sistema laboral que garantice la calidad del empleo, el sistema de pensiones no será sostenible. Una vez solucionado este aspecto, será el momento, además, de pensar a largo plazo y ahí entra en juego el recargo de solidaridad que propuso Pedro Sánchez para complementar la financiación de las pensiones. Urge, por consiguiente, que el PP deje de actuar irresponsablemente y convoque al Pacto de Toledo, para que entre todos alcancemos un acuerdo que garantice las pensiones.
Los socialistas hicimos esta propuesta a la luz de un dato: de los 66.000 millones de euros que había en el Fondo de Reserva en 2011 cuando Rajoy llegó al Gobierno, sólo quedaban 32.000 millones a finales de 2015. Pues bien, han tenido que pasar las elecciones para que el Gobierno del PP confesara que el ataque a la ‘hucha’ de las pensiones ha sido aún mayor de lo que conocíamos y, a día de hoy, sólo quedan 25.000 millones. Lejos de comportarse como el buen gestor por el que se hace pasar, el Gobierno de Rajoy ha actuado como un niño rico que dilapida la fortuna que ha heredado y, como consecuencia, nos ha creado un problema muy serio a todos los españoles.
A este ritmo, el Fondo de Reserva se agotará en 2017. Han leído bien, a la vuelta de sólo un año. Por lo tanto hay que actuar y hay que hacerlo urgentemente. Lo principal es acabar con el trabajo basura que ha fomentado el PP para maquillar las cifras de desempleo. Cuando el PP aprobó su reforma laboral, ya advertimos de que precarizar el trabajo era incompatible con consolidar las pensiones, ya que éstas se pagan con las cotizaciones de los que están trabajando. Y si la gente cotiza por horas o por semanas, mientras que los pensionistas, como es normal, cobran todos los meses… tenemos un problema.
Por lo tanto, mientras no haya un sistema laboral que garantice la calidad del empleo, el sistema de pensiones no será sostenible. Una vez solucionado este aspecto, será el momento, además, de pensar a largo plazo y ahí entra en juego el recargo de solidaridad que propuso Pedro Sánchez para complementar la financiación de las pensiones. Urge, por consiguiente, que el PP deje de actuar irresponsablemente y convoque al Pacto de Toledo, para que entre todos alcancemos un acuerdo que garantice las pensiones.
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