viernes, 30 de octubre de 2015

Regreso al pasado

Si las elecciones del 20 de diciembre no lo remedian, el negocio de las fiambreras podría revivir su época dorada en la provincia de Almería. Y no sólo el de las fiambreras, también el de las maletas de cartón y el de la cría de gallinas. Lo digo porque, mientras el ‘telediario’ nos informaba con entusiasmo, hace unos días, de la llegada de la tecnología wifi a los trenes AVE, en Almería estamos cada vez más lejos de ese futuro. Peor aún, vamos de regreso al pasado.

Que la provincia de Almería ha tenido históricamente un déficit notorio en materia de comunicaciones no es ningún descubrimiento. Sin embargo, lo grave es que alguien pretenda que aceptemos esa situación por los siglos de los siglos. Es, sin ir más lejos, lo que ha intentado recientemente uno de esos diputados del PP de Almería que no pasará a la historia, precisamente, por haber defendido los intereses de nuestra provincia. Me refiero concretamente a Rafael Hernando y al intento de manipulación que protagonizó hace unos días, al invitar a los almerienses a votar al PP si quieren mejoras en las comunicaciones ferroviarias.

Hay que tener muy poca vergüenza para presentar como tabla de salvación a un partido, el PP, que no es que no haya hecho nada por mejorar las comunicaciones de Almería, sino que se ha dedicado, en sólo cuatro años, a destruir todo lo que teníamos. Me estoy refiriendo, por ejemplo, a las obras del AVE con Murcia, que iniciamos los socialistas y que pensábamos que habíamos dejado aseguradas, al haber construido tramos clave, como fue el de los túneles de Sorbas. Pues bien, a su llegada a La Moncloa, la ‘gran apuesta’ del PP por el AVE en Almería consistió en tapiar los túneles y paralizar las obras. En cuatro años, no hemos visto ni un solo metro nuevo de AVE. Y hay algo peor: el único tramo que han adjudicado en estos cuatro años será de una sola vía por obra y gracia del PP, lo que significa que, el día que tengamos AVE, será un AVE de segunda. El PP nos ha fastidiado el presente y el futuro.

Tampoco le ha ido mejor al tren convencional. Con Rajoy, el viaje a Madrid es cada vez más largo, es fiesta el día en que no hay algún retraso, y para ir a Sevilla tenemos que hacer dos transbordos. No exagero, vamos para atrás. A este paso, volveremos a tener que echar mano de las fiambreras para aguantar cualquier viaje en tren que comience o acabe en la Intermodal.

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