A pesar del ingente trabajo que el Gobierno andaluz ha realizado en los años más duros de la crisis, tomando medidas para proteger a las personas del desastre económico, funcionando además como una barrera ante los recortes aplicados por el Gobierno central, a día de hoy Andalucía necesita seguir trabajando. Estamos en un momento crucial, en el que es imprescindible que se sigan aplicando reformas para afianzar la creación de empleo y conseguir que volvamos a la senda del crecimiento. Estamos en un momento clave y, para poner todo esto en marcha, Andalucía necesita un gobierno.
La candidata del PSOE a la Presidencia de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, desgranó el pasado lunes, en su discurso en el Parlamento andaluz, las medidas que quiere poner en marcha como presidenta. Entre ellas, destaca la firma de un acuerdo para reorientar el modelo productivo de Andalucía, poner en marcha una Ley de Emprendimiento, apoyar a los autónomos con una nueva fiscalidad, cambios en el tramo autonómico del IRPF, cambios en el impuesto de sucesiones y medidas para hacer que aflore la economía sumergida y combatir el fraude fiscal.
En el plano social, Díaz se comprometió a seguir aumentando la inversión en la educación pública, prometió una ley para blindar la salud contra afanes de privatización, adelantó que elevará un 10% la inversión en dependencia, propuso una Ley de Atención y Asistencia para dar una respuesta urgente a la pobreza y aseguró que Andalucía debe tener la normativa más avanzada del país para paliar el drama de los desahucios.
Estas medidas, junto con otras para reformar la Administración, haciéndola más eficiente, y para impedir la corrupción conforman, a grandes rasgos, el programa de gobierno presentado por Susana Díaz. Con todas las matizaciones y aportaciones que se quieran hacer para enriquecer este programa, creo sinceramente que este conjunto de medidas es positivo para la sociedad andaluza y que la mayor parte de los ciudadanos y ciudadanas andaluces se pueden ver representados con estos objetivos. Por eso, es necesario que el Parlamento de Andalucía llegue a un acuerdo cuanto antes para investir a Susana Díaz como presidenta y que Andalucía pueda tener un gobierno que se ponga a trabajar. Las necesidades de la ciudadanía tienen que ser siempre lo primero. Cuando se habla de personas, no se puede esperar.
La candidata del PSOE a la Presidencia de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, desgranó el pasado lunes, en su discurso en el Parlamento andaluz, las medidas que quiere poner en marcha como presidenta. Entre ellas, destaca la firma de un acuerdo para reorientar el modelo productivo de Andalucía, poner en marcha una Ley de Emprendimiento, apoyar a los autónomos con una nueva fiscalidad, cambios en el tramo autonómico del IRPF, cambios en el impuesto de sucesiones y medidas para hacer que aflore la economía sumergida y combatir el fraude fiscal.
En el plano social, Díaz se comprometió a seguir aumentando la inversión en la educación pública, prometió una ley para blindar la salud contra afanes de privatización, adelantó que elevará un 10% la inversión en dependencia, propuso una Ley de Atención y Asistencia para dar una respuesta urgente a la pobreza y aseguró que Andalucía debe tener la normativa más avanzada del país para paliar el drama de los desahucios.
Estas medidas, junto con otras para reformar la Administración, haciéndola más eficiente, y para impedir la corrupción conforman, a grandes rasgos, el programa de gobierno presentado por Susana Díaz. Con todas las matizaciones y aportaciones que se quieran hacer para enriquecer este programa, creo sinceramente que este conjunto de medidas es positivo para la sociedad andaluza y que la mayor parte de los ciudadanos y ciudadanas andaluces se pueden ver representados con estos objetivos. Por eso, es necesario que el Parlamento de Andalucía llegue a un acuerdo cuanto antes para investir a Susana Díaz como presidenta y que Andalucía pueda tener un gobierno que se ponga a trabajar. Las necesidades de la ciudadanía tienen que ser siempre lo primero. Cuando se habla de personas, no se puede esperar.
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