viernes, 10 de enero de 2014

Casto y puro PP


Me gustaría comenzar la primera columna de este 2014 con buenas noticias o, al menos, deseando que mejoren las condiciones de vida de todos los que leen estas líneas. Ahí queda el deseo. Pero antes de que esa aspiración sea realidad ya hay, tristemente, una parte de la población –mayoritaria, por cierto- para el que el nuevo año pinta muy mal: Las mujeres.


Con nocturnidad y alevosía, después de meses polemizando sobre el tema, el PP nos regaló en Navidades su anteproyecto de ley del aborto, con el que pretende meternos en vereda después de años de lucha por la igualdad y devolvernos a una castidad y a una pureza que la parte más retrógrada de sus filas ha reivindicado.

Para ello, atacan un derecho fundamental, el derecho a decidir de las mujeres sobre su embarazo, y acotan que solo se permitirá en caso de que sean violadas o después de que dos especialistas determinen que corren un grave riesgo físico o psíquico. La regresión es tal que ni tan siquiera la malformación gravísima del feto es un supuesto por el que poder abortar, una crueldad de tanta magnitud –teniendo en cuenta que, encima, la derecha está desmantelando apoyos esenciales en ese caso como la Ley de Dependencia- que ha sido contestada hasta dentro de las filas del PP por parte de quienes aún conservan un perfil moderado en este delicado asunto.

El colmo de la tergiversación en esta historia es que el Gobierno de Rajoy intente defender su planteamiento diciendo que se vuelve a la regulación de supuestos de 1985, ya que ni esa afirmación es verdad –esta es la Ley más restrictiva planteada en nuestra Democracia- ni la realidad social de los años 80 y la de 2014 sería comparable.

Y es que nadie, absolutamente nadie salvo ellos, había pedido revisar el aborto porque existe consenso sobre el derecho de la mujer y porque el PSOE respondió con eficacia a esta cuestión, anteponiendo en su legislación la salud reproductiva y la educación sexual como las medidas más eficaces para evitar embarazos no deseados.

Tener acceso a métodos anticonceptivos es el mejor modo de prevenir el sufrimiento que conlleva tener que interrumpir un embarazo que, le guste o no al PP, solo puede terminar con un aborto cuando la mujer no puede asumirlo. Eso sí, podrá hacerse con seguridad, como hasta ahora y como defendemos los socialistas, o de modo clandestino, por decisión del PP y poniendo en riesgo la vida de muchas afectadas.

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