Andalucía siempre ha sido una tierra comprometida con el futuro de su gente, especialmente de los jóvenes. Y no ha sido tarea fácil ya que al mismo tiempo hemos tenido que luchar contra el sambenito de región subdesarrollada que la derecha de este país nos colocó obviando, intencionadamente, la historia. Y es que la verdad es que partiendo de un nivel educativo y económico mucho más bajo que otros hemos avanzado a un ritmo que más de uno quisiera.
Pero es que, además, tenemos miras más altas. Nuestro espíritu es inconformista, constructivo. Y aunque sabemos que una clave para salir de la crisis fortalecidos es hacer mejor lo que ya hacemos bien, tampoco olvidamos que más formación, más innovación y más internacionalización garantizan nuestro futuro. Solo transformando el actual modelo productivo por otro más sostenible en el que prevalezca el conocimiento de muchos frente a la especulación de unos pocos crearemos más empleo y de más calidad lo que, automáticamente, conlleva un mejor posicionamiento socioeconómico de la comunidad.
Lejos de un Gobierno del PP que convierte a España en la China de Europa –queriendo que sea competitiva con la constante reducción salarial de la mano de obra-, los socialistas apostamos por la tecnología y la innovación como nuevas bases de la economía. Y en ese contexto se explican los dos últimos acuerdos de la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, con el Banco Santander y con Telefónica.
Los aliados son indispensables para dibujar una tierra de oportunidades que genere confianza y atraiga a nuevas empresas y proyectos. De este modo, con estos convenios el Gobierno andaluz ha buscado las alternativas necesarias para garantizar la solvencia de nuestra comunidad y el mantenimiento del Estado del Bienestar frente a la asfixia económica a la que nos somete Rajoy. Logramos un crédito de hasta 500 millones pero es más importante todavía que seamos capaces de ofrecer 2.000 becas para jóvenes desempleados y universitarios y que podamos seguir impulsando la investigación en el ámbito de las enfermedades raras.
Ni todos los gobiernos ni todos los partidos son iguales, no caigan en esa frase trampa de la derecha para desmovilizar a quienes no les votan. En este modo de actuar tienen el más claro ejemplo de que, cuando se quiere y se trabaja, es posible llevar luz al lugar que la necesita. Y, día tras día, lo seguiremos demostrando.
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