sábado, 7 de julio de 2012

La responsabilidad que España necesita


La situación del País necesita de una agenda alejada de los cuentos, de las mentiras y frivolidades que representa el Gobierno de Rajoy y su actitud incomprensible de regocijo ante su solo apuesta por la reducción del déficit y afianzamiento de los recortes. Cada vez creo más en la eficacia de las nuevas tecnologías por la herramienta tan eficaz que suponen para que la ciudadanía pueda reproducir las imágenes, las expresiones, el teatro de los representantes del Gobierno de este gran País nuestro. Y tener memoria para analizar estos frustrantes meses de gobierno de derechas, que están contando con una oposición constructiva, muy al contrario de las actitudes del Partido Popular con el anterior Gobierno Socialista.

Si el Sr Rajoy y toda su corte de ministros y alguna ministra, pusieran tanto afán en la atención de las necesidades de la gente, como están poniendo para que la Banca salga de sus agujeros negros, otro gallo nos cantaría. Con esa fuerza, seguro que la crisis no añadiría más penuria económica a los que menos tienen, asfixiándolos con impuestos, con repagos en cuestiones vitales, con obstáculos para la igualdad de oportunidades. No nos pueden hacer esto, no pueden cargarse el futuro de las personas que vienen detrás, en virtud de recargar la economía de las entidades bancarias. Sobre todo si no nos explican cuales son los beneficios que este dinero, que consideran imprescindible darle a los bancos, nos va a reportar para hacer un Plan de Ajuste menos salvaje.

Cuando un gobierno decide bajar los gastos en educación y en investigación y reponer las deducciones por la venta de vivienda, claramente está reproduciendo uno de los errores de nuestro modelo de crecimiento. Está apostando nuevamente por el ladrillo, olvidándose de la investigación. Más que nunca tenemos que apostar por el desarrollo sostenible, y eso no se hace con la herencia de la burbuja inmobiliaria del Sr Aznar. Querían volver al 96, supongo que para no decirnos en campaña que eran treinta años lo que querían retroceder.

Cuando hablábamos de ideología hace tan solo unos meses la ciudadanía podía pensar en algo más abstracto que por ejemplo, tener los libros de las niñas y los niños gratuitos, o un comedor escolar, o una ayuda para las personas mayores en una residencia, un apoyo familiar, un hospital público... Ahora, creo que los ciudadanos comienzan a ser conscientes de las diferencias, de lo que tenían y de lo que ahora no tienen en derechos laborales y sociales. Hablar de ideología ya es hablar de cuestiones concretas, más del día a día, de la gente, desde que nos levantamos hasta que nos acostamos.

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