viernes, 1 de junio de 2012

Lo que no quieren que veamos


Los derechos de las Mujeres revueltos entre tareas domésticas y precariedad en el empleo, vaya panorama que nos dibuja la derecha.

Las mujeres hemos ganado espacios de autonomía, pero el recorte de los servicios públicos hará que las tareas domésticas vuelvan a recaer en nosotras.

Cuando se aprueba una reforma laboral que desprecia las medidas de conciliación y los planes de igualdad; que elimina las bonificaciones para la reincorporación tras un parto; que precariza los contratos a tiempos parcial, donde las mujeres suponen el 80%... una reforma laboral, en definitiva, que facilita la expulsión de las mujeres del mercado de trabajo, lo que en realidad está haciendo el Gobierno es obligarnos de nuevo a elegir entre la maternidad y el trabajo.

El actual Gobierno de España ha logrado atraer una ola de críticas sin precedentes. Los recortes sobre los derechos de los trabajadores fueron los primeros en sacar a la ciudadanía a la calle. Después vinieron los recortes en la Ley de Dependencia y más recientemente los tijeretazos en salud y educación.

Estamos ante una enorme transformación social, forjada a golpe de decreto ley y sin contar con nadie –sin consenso político y sin los agentes sociales, sin la sociedad civil…– que responde a un proyecto político de corte conservador.

Estas agresiones del Gobierno de Rajoy a un modelo social que habíamos logrado consolidar durante la Democracia están recibiendo la contestación, más que justa, de la sociedad. Sin embargo, a veces conviene alejarse un poco de lo inmediato y fijar la vista más allá: justo en lo que no quieren que veamos.

La derecha siempre ha defendido que el sitio de la mujer estaba en su casa, por ser el único lugar en el que podía entregarse plenamente a su doble papel de madre y esposa. Ésta ha sido siempre la postura de la derecha, por mucho que intentaran vestirla de colores distintos según la ocasión. Y ahora que el PP ha llegado al poder, ya no hay duda posible.

Cuando se elimina la prestación pública de servicios, esos servicios no desaparecen: el único cambio es que son otros quienes tienen que prestarlos. En otras palabras, si el Gobierno recorta los servicios públicos de atención a la dependencia, las personas dependientes seguirán necesitando cuidados, pero volverán a ser sus madres, sus hijas o sus esposas las que asuman esa tarea.

Cuando el Gobierno centra sus esfuerzos en la destrucción de empleo en la Sanidad y la Educación, sectores en los que trabajan una de cada cuatro mujeres ocupadas, lo que está haciendo es mandar a miles de mujeres a su casa.

El Gobierno del PP se ha dedicado no sólo a atentar contra el Estado de Bienestar, sino a dinamitar los avances conseguidos en igualdad de género.

No hay comentarios:

Publicar un comentario