Si alguna noche ha sentido que no podía con todo y ha llegado a lamentar que el día no tuviera más de 24 horas, no se culpe, estimada lectora, no es un problema suyo: es un problema de todos. Según datos de la Comisión Europea, en España una mujer tendría que trabajar cada año 58 días más que un hombre para cobrar el mismo sueldo. Si hacemos una sencilla suma, vemos que esto daría como resultado años de 423 días o, si preferimos prorratear el tiempo extra, días de 27,6 horas. Así que, ya lo ve, no sólo le pasa a usted. El lastre de ser mujer en la sociedad actual es real y su peso llega a ser, incluso, cuantificable.
Pongo el dato encima de la mesa al hilo de la próxima celebración del 8 de marzo, Día de la Mujer, un día que, en justicia, debería celebrarse los 365 días del año… y hasta los 423, si los hubiera. Destinar un único día a visibilizar los problemas de la mitad de la población mundial resulta claramente insuficiente, más aún si esos problemas son tantos y tan variados: el de la discriminación salarial es uno de ellos, pero también podríamos hablar de la sobrecarga que seguimos padeciendo a la hora de asumir las tareas domésticas y de cuidado de la familia; de los juicios de valor sobre nuestro aspecto que los hombres nunca sufren; o, por llegar al extremo más terrible, de la violencia de género que sigue cobrándose víctimas cada día que pasa.
Dado que todos estos problemas no son privados, sino de la sociedad en su conjunto, la lucha por la igualdad de la mujer deber ocupar un papel protagonista en las políticas públicas. Y ahí se ve otra vez que no todos somos iguales. Frente a los recortes indiscriminados del PP –que también han llegado a la igualdad de género y que han llegado a ser durísimos, como la merma en el presupuesto para la prevención de la violencia contra la mujer–, en Andalucía el Gobierno de Susana Díaz ha impulsado una nueva Ley de Igualdad que ya se está tramitando en el Parlamento y que contempla medidas concretas para avanzar en la conciliación –como promover que las empresas de más de 500 trabajadores tengan una guardería– o luchar contra la desigualdad, con sanciones para las empresas que discriminen a las mujeres. Los socialistas creemos en una sociedad libre, justa e igualitaria y no vamos a parar de reclamarla, cada 8 de marzo y cada uno de los días del calendario.
Pongo el dato encima de la mesa al hilo de la próxima celebración del 8 de marzo, Día de la Mujer, un día que, en justicia, debería celebrarse los 365 días del año… y hasta los 423, si los hubiera. Destinar un único día a visibilizar los problemas de la mitad de la población mundial resulta claramente insuficiente, más aún si esos problemas son tantos y tan variados: el de la discriminación salarial es uno de ellos, pero también podríamos hablar de la sobrecarga que seguimos padeciendo a la hora de asumir las tareas domésticas y de cuidado de la familia; de los juicios de valor sobre nuestro aspecto que los hombres nunca sufren; o, por llegar al extremo más terrible, de la violencia de género que sigue cobrándose víctimas cada día que pasa.
Dado que todos estos problemas no son privados, sino de la sociedad en su conjunto, la lucha por la igualdad de la mujer deber ocupar un papel protagonista en las políticas públicas. Y ahí se ve otra vez que no todos somos iguales. Frente a los recortes indiscriminados del PP –que también han llegado a la igualdad de género y que han llegado a ser durísimos, como la merma en el presupuesto para la prevención de la violencia contra la mujer–, en Andalucía el Gobierno de Susana Díaz ha impulsado una nueva Ley de Igualdad que ya se está tramitando en el Parlamento y que contempla medidas concretas para avanzar en la conciliación –como promover que las empresas de más de 500 trabajadores tengan una guardería– o luchar contra la desigualdad, con sanciones para las empresas que discriminen a las mujeres. Los socialistas creemos en una sociedad libre, justa e igualitaria y no vamos a parar de reclamarla, cada 8 de marzo y cada uno de los días del calendario.
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