viernes, 25 de julio de 2014

No somos iguales


Nada nos hace más iguales en oportunidades que la educación, un derecho que aparece en el artículo 27 de nuestra Constitución y en el que también se establece que los poderes públicos deben garantizarlo mediante una programación general de la enseñanza, con participación efectiva de todos los sectores afectados.

A pesar de que la Carta Magna no deja lugar a interpretaciones, en este país, desde la llegada de la derecha al poder, este derecho ha comenzado a tambalearse como consecuencia de una política ultra liberal en la que el factor económico, es decir, el dinero que se tiene o el que no se tiene, empieza a ser determinante.

Las decisiones adoptadas por Rajoy en esta materia, con brutales recortes del gasto –porque así entiende el PP la educación, como un gasto y no como es en realidad una inversión – y con la aprobación de la Ley Wert, sin memoria económica y en contra de toda la comunidad educativa, de muchas comunidades autónomas que han terminado por presentar recurso al Constitucional, la derecha ha quedado retratada, dejando al descubierto sus más oscuros intereses.

Sin embargo, no todo el mundo es igual, no todos los partidos o los políticos somos iguales, por mucho que le interese al Partido Popular introducir ese mensaje como un auténtico veneno en la sociedad española. El ejemplo de que esto no es así lo tenemos aquí mismo, en Almería, donde las políticas educativas que está aplicando el Gobierno andaluz que preside Susana Díaz van en un camino diametralmente opuesto al que ha emprendido Rajoy. Andalucía no ha dudado en mantener en solitario programas que inciden directamente en las familias, como la gratuidad de los libros de texto, el transporte escolar o el servicio de comedor y se han conservado las becas que eliminó el PP.

Todo esto fue así el pasado curso y seguirá siendo así cuando comience el próximo. Este compromiso, además, se ha visto complementado con la medida que recientemente ha aprobado también la Junta de Andalucía para que los universitarios con menos recursos económicos puedan continuar con su formación fraccionando el pago de la matrícula hasta en cinco veces. El objetivo de esta medida no es otro que, como decía al principio, permitir salvaguardar el principio de igualdad de oportunidades para que ningún alumno o alumna que quiera estudiar deje de hacerlo por cuestiones económicas. ¿Lo ven? No todos somos iguales.

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