viernes, 27 de junio de 2014

El fiasco del PP

Pagar impuestos no gusta. Aunque se sepa que es la manera en la que el Estado del Bienestar puede sostenerse –ese dinero hace posible que tengamos una sanidad y una educación públicas o que se construyan carreteras- cuando hay que renunciar a parte de la nómina, esa que ha mermado en los últimos años al mismo ritmo que han aumentado las horas empleadas para conseguirla, duele un poco. Y, aprovechando eso que podría llamarse el instinto de lo que me corresponde -que solo puede aplacarse con una buena dosis de concienciación en la materia-, ha venido el PP a tratar de no perder las próximas elecciones generales.

Las cosas se les complican. La ciudadanía, cada vez más molesta con sus decisiones económicas y políticas, da la espalda a un Rajoy que se ha visto obligado a poner a otros a diseñar un golpe de efecto. “Bajemos el IRPF. Seguro que así se olvidan de que los hemos machacado subiendo 50 impuestos y de que, además, los jubilados son ahora más pobres y pagan por medicamentos antes gratuitos y de que hemos recortado en becas y de que, bueno… de que hemos hecho mal tantas cosas”, debió pensar el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro.

Pero la verdad es que la reducción del IRPF que pretenden es injusta al máximo, sencillamente porque es la que le conviene al PP en vez de lo que necesita España ahora. Entre las lindezas de su aplicación resulta que un contribuyente de 1 millón se ahorrará unos 62.000 en el IRPF mientras que al que gana 12.000 euros al año se le aumenta la presión fiscal. Además, atención, el Partido Popular ha aprovechado la ocasión para crear un nuevo impuesto a costa de los parados, que consiste en obligarles a tributar por las indemnizaciones que reciban al ser despedidos de sus trabajos.

No contentos con eso, también han asestado otro palo a muchos jóvenes y familias que viven de alquiler, al eliminar la deducción que tenían. Y, agárrense que vienen curvas, porque si el Estado recauda menos –y, por lo tanto, financia menos a las comunidades- podría o bien llevar a cabo o bien exigir a los gobiernos regionales más recortes en educación o en sanidad. Desde Andalucía, ya hemos advertido de que los cientos de millones que dejaremos de recibir por el IRPF no serán a cambio de privar de más derechos a la gente que, al leer la letra pequeña de la nueva reforma fiscal, ya ha empezado a darse cuenta del nuevo fiasco del PP.

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