sábado, 15 de diciembre de 2012

La picadora Wert


El título de esta columna no hace referencia, aunque pudiera parecerlo, a ningún artículo de regalo para estas navidades, sino más bien todo lo contrario. La picadora Wert, a mi modo de ver, describe a la perfección lo que significa la reforma educativa que prepara el Gobierno de Rajoy, la reforma que impone un modelo ideológico de segregación entre ricos y pobres; entre niños y niñas y entre alumnos y alumnas sobresalientes y los menos brillantes. Es preciso dejar claro que nada de lo que pretende hacer o deshacer el ministro de la picadora tiene que ver con la crisis, sino con un ideario ultraconservador que rescata de las catacumbas la escuela de la España más negra.


Se trata de una vuelta a una escuela del siglo pasado, a la del blanco y negro, con asignaturas obligatorias como la denominada “valores” o religión, y el regreso a una enseñanza pública devaluada y sin calidad. No sabemos muy bien qué valores quieren meter en la cabeza de nuestros niños y niñas, pero desde luego no son los de ciudadanía, ni los de la tolerancia o los de convivencia, porque esta reforma elimina definitivamente la actual asignatura de Educación para la Ciudadanía.

A la devaluación de la calidad de la educación pública, mediante el reforzamiento de los conciertos educativos o la subvención de colegios que separan a los niños y niñas - en contra del criterio fijado por el Tribunal Supremo- se suma el muro que levanta esta reforma ante la igualdad de oportunidades que habíamos alcanzado en el acceso a la educación. Un muro que ha ido creciendo desde los primeros meses de este año con los recortes económicos que ha ido realizando el Gobierno del PP en materia de Educación y las barreras que ahora pondrá en marcha con las reválidas que contempla La Reforma, que expulsará sin miramientos a muchos alumnos y alumnas del sistema. Se trata, como decía, de una reforma de hondo calado ideológico en la que, de la mano del ministro Wert, han triunfado las tesis del sector más ultraderechista del Partido Popular y la de los Obispos, que aplauden con entusiasmo el regreso del nacionalcatolicismo a la escuela.

El Gobierno de Rajoy está decidido a que los ciudadanos desistan de sus derechos a empujones de repagos y de pérdida de derechos, con la excusa de que el pago por servicios que hasta ahora eran gratis disuadirá a los ciudadanos de un uso abusivo de ellos. Como si fuésemos tontos o tontas y los médicos nos recetaran más medicinas de las que debemos para consumirlas sin ningún tipo de control; o si pleiteáramos en la justicia más de lo necesario o, peor aún, que nuestros hijos e hijas utilizaran de forma desordenada los recursos educativos y los derechos que hasta ahora ofrecía el sistema, para que crecieran en igualdad de oportunidades, fuesen pobres o ricos.

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