viernes, 27 de noviembre de 2015

La pancarta, a Carboneras

 
Medios de comunicación de toda España han difundido esta semana el vergonzoso espectáculo ofrecido por el alcalde de Carboneras, Salvador Hernández, cuando en un Pleno del Ayuntamiento mandó callar a una concejala socialista con un argumento profundamente machista: “Guarde el respeto cuando está hablando un hombre”. Esas fueron las palabras textuales que utilizó Hernández, quien supongo que no fue capaz de encontrar una fórmula más eficaz para conseguir el silencio en la sala que recurrir a su condición de macho.

En los días posteriores, cuando se armó el revuelo por su actuación, en lugar de hacer autocrítica y pedir disculpas por un comportamiento injustificable, el alcalde carbonero prefirió escurrir el bulto y negar que se estuviera dirigiendo a una mujer. Ante esto, yo me pregunto a quién, si no es a una mujer, se le puede decir que se calle porque “está hablando un hombre”. Escurrir el bulto, mirar para otro lado y negar la evidencia es lo que ha hecho Salvador Hernández, aunque lo más grave es que algunos lo hayan respaldado en su huida hacia delante, por acción o por omisión.

Este miércoles se celebraba el Día contra la Violencia de Género. La plana mayor del PP de Almería se dio cita en Sorbas para secundar una manifestación y se dejó fotografiar detrás de una pancarta con el lema ‘No a la violencia contra la mujer’. Postureo puro y duro, y no un compromiso real, porque no hay noticias de que, inmediatamente después de la manifestación, los dirigentes ‘populares’ se marcharan a Carboneras a hablar con el alcalde y ponerle las cosas en su sitio, ya que si Hernández gobierna es por el apoyo que le brindan los concejales del PP.

Haría falta una pancarta en Carboneras para recordarle al alcalde que la violencia más básica de todas las que se ejercen contra la mujer es la simbólica, la que se hace con las palabras. Algunos quizá estén tentados de pensar que me estoy excediendo, al mezclar un comentario machista con la violencia de género. Y lo siento mucho, pero discrepo. La violencia de género sería violencia a secas, sin ninguna etiqueta, si no fuera la manifestación más brutal del machismo que nos rodea. Hay machismo en aquel que intenta imponerse por ser “un hombre”, hay machismo en quien le aplaude, pero también hay machismo en aquel que mira para otro lado. Quien no lucha por la igualdad está luchando contra ella.

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