viernes, 16 de enero de 2015

Primero las personas

Desde que, en agosto del año pasado, una plataforma ciudadana anunciaba que iba a demandar al Ministerio de Salud por no pagar un tratamiento eficaz contra la hepatitis C hasta que, hace apenas dos días, el Gobierno del Partido Popular ha acordado impulsar un Plan Estratégico Nacional para el abordaje de esta enfermedad, han pasado cinco larguísimos meses en los que el Gobierno de Rajoy no ha estado a la altura de las circunstancias.

La aparición en el mercado de nuevos medicamentos para el tratamiento de la hepatitis C, que no estaban incluidos en el Sistema Nacional de Salud y, por lo tanto, no se podían prescribir, ha provocado mucho dolor en unos pacientes que veían cómo la posible cura a su enfermedad quedaba fuera de su alcance porque la sanidad pública se negaba a pagarla.

En este tiempo, la derecha que nos gobierna ha demostrado que le preocupa más el dinero que los enfermos. Para inyectarle a la banca más de 88.000 millones de euros —que se dice pronto— ha faltado tiempo, pero para enfrentar de cara las nuevas soluciones a la hepatitis C se han tomado medio año. Para los enfermos no ha habido tarjetas negras: ha habido excusas y ninguna liquidez.

Tras la reunión del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud de este martes, por fin se ha tomado la decisión de elaborar un plan estratégico para la hepatitis C, que garantice a los pacientes el acceso a los tratamientos que les sean prescritos. Sin embargo, en esta reunión el Gobierno de Mariano Rajoy no ha querido crear un fondo específico para financiar estos tratamientos, como pedíamos desde Andalucía, y ha asegurado que la financiación se decidirá después de realizar un análisis epidemiológico y estudiar la situación de cada comunidad autónoma. Otra vez el dinero.

Afortunadamente, no todos tenemos las mismas prioridades. En Andalucía, el Gobierno de Susana Díaz está garantizando el tratamiento de todos los pacientes de hepatitis C, de acuerdo a los protocolos establecidos. Por supuesto que la financiación de esos medicamentos es importante, pero lo urgente es atender a los enfermos y ofrecerles el tratamiento que, en su caso, resulte más eficaz. Es una cuestión de prioridades y los socialistas lo tenemos claro: lo primero son las personas.

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