viernes, 30 de mayo de 2014

Blindar lo importante

Crear empleo y garantizar los servicios públicos esenciales –educación, sanidad y servicios sociales- se ha convertido en la obsesión de los socialistas andaluces, que venimos levantando diques de contención frente a los atropellos de una derecha, la de Rajoy, que no entiende ni de la necesidad por la que pasa la gente ni de los derechos que hay que preservar para poder protegerla.

Esa misma responsabilidad es la que ha llevado al Gobierno de Susana Díaz a blindar a los ayuntamientos frente a la Reforma Local impuesta por el PP. Peligraban 40.000 empleos públicos en Andalucía con la norma del Gobierno de España y peligraban, sobre todo, el mantenimiento de guarderías, servicios de ayuda a domicilio y residencias de mayores en las que trabajan más de 32.000 personas.

¿Es esta la manera de salir de la crisis a la que aspiran Rajoy y Montoro? Si la fórmula es menos trabajo y menos ayuda a las familias, a los mayores y a los niños, ya les advierto de que se encontrarán siempre con todo el PSOE luchando para evitarlo, ya que estamos convencidos de que los ayuntamientos son una solución para la mejora de los servicios públicos y no un problema.

En este caso, además, no estamos solos. Al igual que desde Andalucía hemos articulado un Decreto Ley para salvaguardar el autogobierno que nuestro Estatuto garantiza a los municipios de la recentralización planteada por el Estado –sumada a la privatización o, directamente, desaparición de servicios municipales- y la financiación autonómica de 1.400 millones que reciben anualmente, en la misma línea se mueven comunidades como Castilla y León, País Vasco o Galicia.

Era la única salida que quedaba hasta que el Tribunal Constitucional se pronuncie sobre el recurso, admitido a trámite, que el Gobierno andaluz ha interpuesto contra la irracional Reforma Local que viene de Madrid. En esa defensa también nos acompañan Canarias, Cataluña y Asturias, que han recurrido a la justicia para parar esta tropelía, como lo han hecho 10 fuerzas políticas que representan a casi el 50% de la población española.

¿No le da qué pensar a Rajoy el hecho de que cuando muchos son capaces de unirse para oponerse a una de sus famosas reformas puede ser que quizás no las está haciendo bien? O quizás sí, podría responder él, pero para empresas amigas y otros organismos internacionales para los que lo importante no es, sin duda, blindar lo trascendental.

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