viernes, 29 de noviembre de 2013

Asistidos


Aunque no se reflexione el día que corresponde, los martes y los viernes son importantes para los andaluces por las consecuencias que conllevan las habituales reuniones del Consejo de Gobierno de la Junta de Andalucía y el Consejo de Ministros del Gobierno de España. Los viernes, día feliz para los que conservan su empleo y comienzan el fin de semana, se han convertido desde hace dos años en jornadas de terror que son paliadas, martes tras martes, por el gobierno de izquierdas que resiste en Andalucía.


Esta semana no ha sido una excepción en esa tónica y el anuncio por parte de la Junta de que 550 almerienses se acogerán en los próximos cuatro meses a su servicio de teleasistencia ha supuesto un alivio para muchas familias que ven como Rajoy pretende dejar morir de inanición económica una Ley, la de Dependencia, que les garantiza la ayuda y alivio que merecen ante la dificultad de que uno de sus miembros dependa de otros para vivir con dignidad.

La medida demuestra, una vez más, que para los socialistas la prioridad son las personas y que no dejaremos a nadie en la cuneta en época de dificultad. Mantener servicios como este cuando el dinero sobra es sencillo y es en la situación opuesta, precisamente, cuando tenemos que ser capaces de garantizarlo pese a los obstáculos que nos pone la derecha de este país.

La verdad es que el esfuerzo es inmenso cuando el dinero público que recibimos desde Madrid cada vez es menor para los servicios sociales. Basta poner como ejemplo que la financiación de la Ley de Dependencia, que corresponde a partes iguales a Estado y comunidades autónomas, se ha convertido en la exigencia por el Gobierno a la Junta de inyectar el 72% del coste total frente al irrisorio 28% que paga Rajoy –de los impuestos de todos, añado-.

La premisa del PP es sencilla: “Si quieres mantener los servicios de la Ley de Dependencia, págalos tú o recorta”. Pero lo que no quieren pensar en el Partido Popular cuando actúan así es en los casi 10.400 almerienses que requieren de un botón de emergencia para ser atendidos en caso de necesidad. Lo que prefieren no ver, para no tener remordimientos, es que si la Junta no se hiciera cargo, buena parte de estas personas –la mayoría mayores de 80 años que viven solos- no tendrían compañía ni seguimiento ante enfermedades. Está claro: Recortar un viernes desde Madrid es fácil cuando se vive con los ojos cerrados.

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