viernes, 4 de mayo de 2012

La mala educación


Con la excusa de la crisis económica, el Gobierno del Partido Popular está aprovechando para introducir las reformas ideológicas que tanto tiempo llevaba queriendo aplicar. A la vista de los hechos, los ‘populares’ no han tenido bastante con despojar a los trabajadores de sus derechos más básicos, como es el que puedan conservar su puesto de trabajo si caen enfermos. La tijera del PP no conoce límites y, a este monumental atropello, han decidido sumarle también el desánimo que sus medidas han provocado en todas las personas que están preparándose para trabajar: estudiantes y opositores.

El Gobierno del PP no sólo está acabando con nuestro presente: más grave aún, está hipotecando nuestro futuro. Con su decisión de reducir el profesorado en la escuela pública, no sólo están destruyendo empleo, sino que está aumentando la ratio de alumnos y alumnas por aula. Con esta sencilla ecuación, no hay que ser un lince para prever que la enseñanza pública va a experimentar un gravísimo deterioro. ¿Conclusión? Con el PP, la enseñanza de calidad será para el que pueda pagarla.

El pasado mes de noviembre, apenas unos días antes de las elecciones, el propio Mariano Rajoy anunciaba que le iba a “meter la tijera a todo, salvo a pensiones, sanidad y educación”. Sin embargo, han bastado sólo unos meses para que el presidente se desdiga con sus hechos. El 30 de diciembre aprobó un primer recorte en educación de 487 millones de euros. A finales de marzo aprobó un segundo recorte, de 680 millones, y en abril ha tirado la casa por la ventana, decidiendo un tercer recorte de 3.000 millones de euros adicionales.

En la práctica, estas cifras suponen la desaparición de los préstamos-renta para el alumnado, la desaparición de las becas para estudiar idiomas fuera de España, la reducción casi a la mitad de las becas Erasmus, el recorte en un 80% de la asignación presupuestaria para las enseñanzas universitarias y el aumento de las tasas de la universidad en un 66%. Además, el Gobierno de Rajoy también ha decidido que el nivel de renta deje de ser una prioridad a la hora de conceder las becas. ¿Conclusión? El PP está haciendo todo lo posible para que a la universidad sólo vayan los hijos y las hijas de los ricos.

Al propio ministro de Educación le traicionó el subconsciente cuando trataba de explicar en rueda de prensa los recortes que su departamento iba a aplicar en la enseñanza universitaria. José Ignacio Wert admitió que en los últimos años se había producido una “generalización de la educación universitaria en nuestro país” y que en gasto por alumno estábamos “en niveles iguales, e incluso superiores, a los de la media de la OCDE”.

De sus palabras se desprende que al ministro no le parece adecuado que tengamos tantos jóvenes que estudien en la Universidad ni que estemos en niveles iguales o superiores a la media de la OCDE. ¿Conclusión? Lo que el PP está aplicando no es austeridad, sino ideología.

Otro ejemplo más de las maneras con que actúa la derecha la hemos visto bien clara en Andalucía. Con el silencio cómplice de Arenas, el Gobierno de Rajoy ha decidido bloquear las oposiciones docentes de nuestra comunidad, interponiendo un recurso ante el Tribunal Constitucional. Esta decisión, fría y calculada, deja a 33.154 personas sin futuro. El trabajo de estos hombres y mujeres, su esfuerzo, sus expectativas y los 50 millones de euros que se calcula que han invertido en prepararse las oposiciones han ido directamente a la basura. Por lo visto, al Gobierno del PP le preocupa mucho cada céntimo de las arcas públicas, pero no repara en gastos cuando las que tienen que pagar son las familias.

El PSOE, que no le queda la menor duda a nadie, defenderá sus alternativas a estas medidas para pararlas. Vamos a trabajar codo con codo con todos los colectivos afectados por estos recortes en la educación (profesores, sindicatos, asociaciones) para articular medidas que defenderemos en el Congreso de los Diputados. También en el parlamento andaluz, donde esperaré, pacientemente, a que el líder de los populares andaluces, Javier Arenas, se pronuncie. Aunque si soy sincera, no soy muy optimista al respecto.

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