viernes, 29 de abril de 2016

Gracias, Ernest

El hashtag #GraciasErnest necesitó menos de una hora, el lunes pasado, para convertirse en trending topic en Twitter. El apoyo masivo que otorgaron los internautas a la figura de Ernest Lluch –ministro de Sanidad con el primer gobierno socialista e impulsor y padre intelectual de la Ley General de Sanidad–, da una idea de hasta qué punto la sociedad española valora la sanidad pública.

Acaban de cumplirse 30 años de la aprobación de aquella Ley General de Sanidad, que sentó las bases para construir un sistema de sanidad de cobertura universal, público, de calidad y de acceso gratuito. Superadas las resistencias iniciales que mostraron algunos sectores conservadores, en estos 30 años la ciudadanía en su conjunto, los profesionales sanitarios y las administraciones hemos conseguido hacer de la sanidad pública uno de los grandes éxitos colectivos de la sociedad española.

En este tiempo hemos conseguido situar España entre los mejores países de Europa en resultados de salud, en eficiencia y en calidad técnica y capacidad de innovación e investigación. Y sin embargo, a pesar de lo conseguido, no podemos bajar la guardia. No podemos hacerlo porque, hace tan solo cuatro años, el Partido Popular quebró por decreto el consenso social y profesional que existía en torno a la sanidad pública, expulsando del sistema de protección a cerca de un millón de personas y estableciendo barreras económicas y copagos sanitarios y farmacéuticos. Los gobiernos autonómicos socialistas tomaron medidas inmediatas para paliar este decreto regresivo, pero el agravio sigue ahí.

Por eso es más necesario que nunca reafirmar el compromiso con la sanidad pública. Los socialistas consideramos que es indispensable recuperar la universalidad del Sistema Nacional de Salud. Queremos que la protección a la salud se incluya como derecho en la Constitución y que se garantice su financiación suficiente, para que nunca ningún gobierno pueda volver a dar un paso atrás. Queremos dotar al Sistema Nacional de Salud de estructuras de buena gobernanza y cooperación entre autonomías para mejorar su calidad y hacerlo más eficiente, más ético y transparente. Y finalmente, creemos que hay que hacer más real la igualdad, empezando por asegurar la suficiencia financiera en todos los territorios.

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