Resulta muy llamativo que en los últimos días nada menos que el presidente del Gobierno de España, Mariano Rajoy, se haya convertido en el líder de la oposición en Andalucía. Sólo puede entenderse que Rajoy haya entrado en campaña con juego sucio, mintiendo sobre la educación pública andaluza, si el propio Partido Popular ha terminado por reconocer que en Andalucía tiene un problema llamado Moreno Bonilla, que les ha salido un candidato completamente inconsistente.
Además, esa reacción fuera de lugar demuestra que al Gobierno del PP le duele mucho que los socialistas dejemos claro desde Andalucía que otra forma de gobernar es posible, levantando un muro de contención a sus recortes. Ninguna de las comunidades gestionadas por la derecha puede decir lo que desde aquí podemos gritar alto y claro: Que la ciudadanía andaluza tiene un colchón de seguridad que, lamentablemente, otros ciudadanos han perdido por culpa del PP.
Ese colchón tiene dos pilares fundamentales en la educación y la sanidad pública. La primera sigue siendo de calidad pese a los recortes impuestos por Madrid. Que el Gobierno de Susana Díaz esté priorizando lo correcto y lo que la gente espera, implica que el presupuesto educativo suba 2,5 puntos en 2015 o que se mantengan la gratuidad de los libros de texto, los comedores escolares o el transporte escolar.
Con respecto a la sanidad, basta un ejemplo: El PP ha expulsado a 800.000 ciudadanos del sistema, mientras que en Andalucía mantenemos la cobertura universal. Por no hablar de la apertura de nuevos centros de salud para atender mejor a quienes los necesitan o de la reacción que se ha tenido con respecto a la a los pacientes con hepatitis C, por la que la Junta se ha comprometido a que ninguno se quede sin el tratamiento adecuado por motivos económicos.
Junto con estas dos claves del Estado del Bienestar, el PSOE se ha volcado en la región con la protección de derechos sociales como la Ley de Dependencia y en garantizar un ingreso mínimo de solidaridad a quienes, desafortunadamente, no ven por ningún lado la recuperación económica pregonada por el PP.
Todas y cada una de las decisiones socialistas se toman con el objetivo de proteger a las personas. Esa realidad no hay mentira que pueda borrarla. Y menos cuando de lo que trasciende de la acción política del PP, la única protección que podemos encontrar ha sido hacia los bancos de este país.
Ese colchón tiene dos pilares fundamentales en la educación y la sanidad pública. La primera sigue siendo de calidad pese a los recortes impuestos por Madrid. Que el Gobierno de Susana Díaz esté priorizando lo correcto y lo que la gente espera, implica que el presupuesto educativo suba 2,5 puntos en 2015 o que se mantengan la gratuidad de los libros de texto, los comedores escolares o el transporte escolar.
Con respecto a la sanidad, basta un ejemplo: El PP ha expulsado a 800.000 ciudadanos del sistema, mientras que en Andalucía mantenemos la cobertura universal. Por no hablar de la apertura de nuevos centros de salud para atender mejor a quienes los necesitan o de la reacción que se ha tenido con respecto a la a los pacientes con hepatitis C, por la que la Junta se ha comprometido a que ninguno se quede sin el tratamiento adecuado por motivos económicos.
Junto con estas dos claves del Estado del Bienestar, el PSOE se ha volcado en la región con la protección de derechos sociales como la Ley de Dependencia y en garantizar un ingreso mínimo de solidaridad a quienes, desafortunadamente, no ven por ningún lado la recuperación económica pregonada por el PP.
Todas y cada una de las decisiones socialistas se toman con el objetivo de proteger a las personas. Esa realidad no hay mentira que pueda borrarla. Y menos cuando de lo que trasciende de la acción política del PP, la única protección que podemos encontrar ha sido hacia los bancos de este país.
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