viernes, 14 de febrero de 2014

La chulería del PP


Entre los dirigentes del Partido Popular está claro que podemos encontrar muchas carencias pero lo que nadie puede negar tampoco es que hay algo que les sobra a todos: La chulería. Y no sólo me refiero a aquella de la que hacía gala la ex presidenta madrileña, Esperanza Aguirre, cuando se vestía de chulapa con el color corporativo de su partido para ir a la romería de San Isidro.


Les hablo de aquella innata, de la que viene de casta, de la que les sale de dentro para decir alto y claro que lo suyo –ideas, normas o poder, qué más da- es lo mejor y que el resto ni argumenta ni razona como corresponde a ciudadanos de bien, es decir como ellos mismos. Esa esencia natural de la derecha es la que, sin duda, llevó al ministro de Educación a demostrar que tiene muy poca de la misma para dejar de acudir a las gala de los Premios Goya.

El PP no va allá dónde se le critica, ¡faltaría más! En lugar de eso, de reforzar la democracia participativa, escuchando a quienes tienen algo que decirte aunque sea malo, la derecha cree que a lo que se tiene que dedicar es a promulgar leyes, como la educativa, que no convencen a nadie pero que quedan bien en la lista de iniciativas reformistas de Rajoy. Como si el hecho de reformar por sí mismo fuera bueno, añado a modo de reflexión.

Les he hablado mucho en esta columna de la Ley Wert y de la educación en blanco y negro a la que nos retrotrae, pero lo que quizás aún desconozcan es la prisa que tienen los populares –después de aprobarla en solitario- por implantarla. Seguro que tienen en mente lo que les ocurrió con la anterior norma educativa que sacaron adelante y que nunca llegó a aplicarse porque perdieron las elecciones de 2004 y los socialistas la derogamos. Y para que no les pase lo mismo, el ministro tira de lo único que le queda, otra vez la chulería, e impone plazos de implantación imposibles, que empiezan este septiembre.

Ante ese panorama, la Junta de Andalucía recurrirá la norma en el Tribunal Constitucional a finales de mes y, además, enfrenta la arrogancia del PP con medidas para paliar los efectos negativos de la Ley. Entre ellas, acciones de refuerzo educativo para que los alumnos que aprueben Bachillerato y no superen la reválida del PP puedan seguir estudiando, el mantenimiento de Educación para la Ciudadanía en la comunidad y, por supuesto, no financiar con fondos públicos los colegios segregados por sexos.

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