Los 36 años que la comunidad autónoma de Andalucía cumplirá este próximo domingo han estado marcados por una senda de conquistas sociales, progreso y avance en derechos que difícilmente habría sido posible si los andaluces no hubiéramos conquistado, aquel 28 de febrero de 1980, nuestra autonomía. Además, con aquel gesto, al situarnos al mismo nivel que aquellos que reivindicaban su ‘nacionalidad histórica’, los andaluces nos convertimos en un símbolo, el de la garantía de la igualdad de todos los territorios de España, impidiendo que la nueva configuración del Estado se asentara en la concesión de privilegios a determinadas comunidades, en perjuicio de otras.
Aquel doble éxito de la autonomía andaluza está hoy más de actualidad que nunca, a la vista de la situación que se está viviendo en el país. Por un lado, un día sí y otro también estamos viendo cómo aparecen nuevos planteamientos territoriales, muchos de los cuales se parecen sospechosamente a los de aquellos tiempos pasados en los que Andalucía jugaba un papel subsidiario y marginal. Ante este peligroso juego de intereses, basado en el desequilibrio, los andaluces debemos mostrarnos unidos y exigir que el modelo territorial de España, si ha de reformularse, se haga garantizando el respeto a la diversidad, pero también asegurando la igualdad y la inexistencia de privilegios de ningún tipo.
El segundo éxito de la autonomía andaluza, el que ha permitido el increíble progreso que ha protagonizado nuestra tierra en las últimas décadas, no sólo en términos sociales, sino también económicos, también merece estar presente en un tiempo en el que la derecha sigue empeñada en presentarse como el único gestor posible de la crisis. Andalucía, tras 36 años de gobiernos socialistas, es hoy en una comunidad moderna y pionera, en la que la actividad económica y el empleo avanzan, pero sin hacerlo a costa de los derechos sociales. En 2015, en Andalucía se ha generado el mismo empleo que en Cataluña y en Madrid juntas, y 14 veces más que en el País Vasco. Pero, además, aquí la asistencia sanitaria sigue siendo universal y gratuita, algo que no pueden decir en el resto de España. Todo esto lo hemos conseguido gracias a nuestra autonomía, así que este próximo domingo, como cada año, tendremos un motivo de celebración.
Aquel doble éxito de la autonomía andaluza está hoy más de actualidad que nunca, a la vista de la situación que se está viviendo en el país. Por un lado, un día sí y otro también estamos viendo cómo aparecen nuevos planteamientos territoriales, muchos de los cuales se parecen sospechosamente a los de aquellos tiempos pasados en los que Andalucía jugaba un papel subsidiario y marginal. Ante este peligroso juego de intereses, basado en el desequilibrio, los andaluces debemos mostrarnos unidos y exigir que el modelo territorial de España, si ha de reformularse, se haga garantizando el respeto a la diversidad, pero también asegurando la igualdad y la inexistencia de privilegios de ningún tipo.
El segundo éxito de la autonomía andaluza, el que ha permitido el increíble progreso que ha protagonizado nuestra tierra en las últimas décadas, no sólo en términos sociales, sino también económicos, también merece estar presente en un tiempo en el que la derecha sigue empeñada en presentarse como el único gestor posible de la crisis. Andalucía, tras 36 años de gobiernos socialistas, es hoy en una comunidad moderna y pionera, en la que la actividad económica y el empleo avanzan, pero sin hacerlo a costa de los derechos sociales. En 2015, en Andalucía se ha generado el mismo empleo que en Cataluña y en Madrid juntas, y 14 veces más que en el País Vasco. Pero, además, aquí la asistencia sanitaria sigue siendo universal y gratuita, algo que no pueden decir en el resto de España. Todo esto lo hemos conseguido gracias a nuestra autonomía, así que este próximo domingo, como cada año, tendremos un motivo de celebración.
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