viernes, 21 de diciembre de 2018

Legitimidad y caretas

Ciudadanos no puede seguir jugando al escondite protegiendo a Rivera de sus flirteos con VOX. El líder nacional de los naranjas ya reconocía que había puntos en común en sus planteamientos y estaba muy orgulloso de participar en sus encuentros, la misma pantomima de Casado. Las derechas tienen objetivos comunes y los servicios públicos están en sus programas, pero para recortarlos y hacerlos testimoniales. Las clases medias pueden encontrarse con problemáticas de atención a las familias en cuestiones de primer orden: como en la atención a la infancia, a los servicios educativos que protegen la igualdad de oportunidades, al acceso a la universidad de las clases menos favorecidas económicamente, la universalidad y gratuidad de la sanidad, la atención a la dependencia y a la discapacidad, etcétera. Esto no es ninguna broma como para ponerle caretas de avances y modernidad con un cambio inventado por la derecha que o, no sabe sumar, o la participación en la vida pública de un partido reaccionario, machista y xenófobo le parece lo más democrático del mundo. A Andalucía le han convertido en un ensayo para abordar el Estado con el sueño centralizador y rescatar las competencias en los territorios, que siempre han rechazado y añorado tiempos, donde las libertades eran metas a conseguir. Estos movimientos de negociaciones y cafés nos hacen volver a mirar un pasado que creíamos superado. Calificar Moreno Bonilla de “modernidad” es no conocer el currículum de su gestión política. Es, más bien, bochornoso que abandere un cambio para retroceder en derechos. Le ha sentado mal que el PSOE siga siendo quien haya ganado las elecciones a pesar de tantas confluencias a las que la derecha no es ajena.