viernes, 10 de octubre de 2014

Con la salud no se juega

Si dentro del Estado del Bienestar hay un elemento trascendental, que se debe preservar y mejorar a toda costa, ese es el sistema público de salud. Su importancia radica en que cada uno de nosotros y a lo largo de toda nuestra vida necesitamos del mismo, mientras que el resto de pilares pese a su importancia –piensen en la educación o en las pensiones- los usaremos en un periodo concreto.
Al ser conscientes del gran valor de la sanidad, los socialistas no jugamos con ella. No puede decirse lo mismo del PP de Almería, que pone en cuestión día sí y día también la profesionalidad y los medios de un servicio público que ya quisieran para sí muchos madrileños o valencianos en este momento de recortes despiadados por parte de la derecha que los gobierna –a nivel nacional y regional-.
Mientras que Rajoy impone copagos y que su partido privatiza hospitales construidos con dinero de todos a lo largo y ancho del país, la Junta de Andalucía y los profesionales sanitarios realizan aquí un gran esfuerzo que hace posible garantizar la misma calidad asistencial que antes de la llegada de la maldita crisis. También en La Inmaculada de Huércal Overa, un hospital con una reputación envidiable que parece que el PP está empeñado en cargarse.
Seamos claros. Allí no se han cerrado quirófanos ni camas, como quieren hacer creer los populares. En este caso no entienden simplemente porque no quieren hacerlo, ya que las explicaciones claras al respecto que se han dado desmontan su discurso de confrontación. No se engañen, un discurso diseñado en la sede provincial del PP, que ha trasladado al despacho del alcalde de Huércal Overa una nueva oficina para el municipio.
Es indignante que el alcalde de esta localidad, que tendría que tener claro que se debe tanto a quienes le votaron como a los que no lo hicieron, mienta sin tapujos y asuste a la población con un tema tan sensible solo por tratar de desgastar a la Junta y sacar provecho electoral.
Está claro que el PP suspende siempre la asignatura de lealtad institucional, con los grandes ‘cateadores’ Gabriel Amat y Luis Rogelio Rodríguez-Comendador a la cabeza. Pero, como el mal ejemplo es el que hay que seguir en las filas populares, empiezan a aparecer emuladores en una estrategia con la que consiguen mucho ruido para distraer la atención de su falta de diligencia para solucionar los verdaderos problemas de sus vecinos.

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