Coincide mi reflexión semanal en las páginas de este diario con el primer día de campaña de las elecciones europeas que se celebrarán el próximo día 25. Espero que en este tiempo se debata largo y tendido sobre la importancia de estos comicios ya que la tienen, y mucho, a pesar de que el PP pretenda pasar de puntillas por la cita ante el temor de que la ciudadanía rechace en las urnas su labor en el Gobierno.
Y no les hablo solo del de España. Me refiero también al europeo. No olvidemos que la derecha cuenta con mayoría en el Parlamento Europeo. Son sus decisiones en materia económica y social, junto a la aplicación y añadidos de Rajoy, las que nos han llevado al punto en el que nos encontramos: Una España con menos empleo -185.000 parados más el primer trimestre de 2014-, con menos igualdad, con menos educación y con menos sanidad.
Con esa realidad no se cree la recuperación que vende Mariano. Bueno, añado a ese panorama la poca ayuda de sus amigos en Bruselas, que le han dejado en evidencia al asegurar que en 2015 tendremos la tasa de paro más alta de toda la Unión junto con Grecia, al tiempo que ya le han metido las cabras en el corral por no cumplir con la reducción del déficit público que le han impuesto.
La lástima es que con la nueva tarea a ejecutar por el Gobierno para poder aprobar en el corazón del Viejo Continente la que va a salir perjudicada, de no cambiar el signo político que lo dirige, va a ser nuevamente la ciudadanía. ¿Por qué? Pues porque nuevamente la receta de Bruselas pasa por recortes y más recortes. Y, por cierto, que también le han dicho a los populares que de eso de bajar impuestos se olviden si es que de verdad pensaban hacerlo, que las cuentas no cuadran.
Esto ya no se puede aguantar. No se puede gobernar Europa para devastar Europa. Las políticas exclusivas de austeridad y consolidación fiscal tienen que dar paso a la reactivación del gasto público y a la puesta en marcha de medidas que estimulen el crecimiento y la creación de empleo, tal y como planteamos los socialdemócratas.
Elaborar un calendario más flexible de reducción del déficit, luchar contra la evasión fiscal e implantar una tasa de transacciones financieras para que la banca contribuya a sostener el Estado del Bienestar que la derecha ha puesto en jaque forman parte de la única alternativa que garantiza que gane la ciudadanía y que se empiece a reconstruir Europa.
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