sábado, 26 de octubre de 2013

Trabajar por el futuro


Nunca la opinión de profesores, estudiantes, padres y madres había sido tan coincidente. Nunca una política educativa había provocado tanto consenso en forma de rechazo: Los recortes del Gobierno de Rajoy y la LOMCE de Wert suponen un retroceso y un duro golpe al principio de igualdad de oportunidades.


Por eso, porque nadie –ni ellos mismos, escuchando al ministro decir que la Ley tendrá un efecto limitado en mejorar la preparación de los jóvenes- se cree que su modelo segregador y clasista traerá mayor calidad a la enseñanza, ayer se celebró una huelga educativa en la que lo que realmente se hizo fue trabajar por nuestro futuro.

Está en juego el modelo de convivencia. Lo que todos, incluido el PSOE que brindó su apoyo a la convocatoria, nos estamos jugando si se consuma el desmantelamiento de la escuela pública del PP es retroceder a un sistema de clases cerradas, donde cada uno se queda en el sitio en el que nace. Los socialistas apostamos por lo contrario, por avanzar hacia una sociedad mejor preparada, más justa e igualitaria y que apueste por el conocimiento como política económica y no por salarios bajos con contratos precarios.

Si Wert se aplicase los criterios de su reforma tendría que expulsarse a sí mismo del sistema. ¿Cómo se puede estar de acuerdo con una Ley que gastará 250 millones en poner barreras a la educación y que recortará 4.000 millones en calidad y equidad? ¿Cómo se puede compartir un recorte del presupuesto a las comunidades reduciendo o eliminando programas de cooperación? ¿De qué calidad habla de la derecha si elimina refuerzos y gasta en reválidas, si elimina profesorado para gastar en pruebas de acceso, si elimina colegios rurales pero deriva dinero público a la enseñanza privada y, encima, se ceba en la reducción de becas y en la subida de tasas universitarias?

Para el PP, ha llegado la hora del castigo: La del que significará no pasar reválidas o ponerse a estudiar solamente con esa fin y la de estar callados ante las injusticias, ante el vacío de competencias al que llevan a los consejos escolares. Llegó también la hora de aprender religión y de olvidarse del análisis de los valores democráticos y ciudadanos.

Frente a tanta afrenta, la ciudadanía reacciona como le queda: Saliendo a la calle para trabajar por la educación, para hacer pedagogía y para demostrar al PP que se queda solo en su visión de escuela en blanco y negro.

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